lunes, 7 de mayo de 2018

TEJIDO



El tejido como expresión artística
Las actividades relacionadas con el tejido nos han permitido relacionarnos con materiales diversos en cuanto a su naturaleza y la expresión artesanal, en la que se hermana el sentido funcional con el sentido estético y artístico.
Parte de nuestra formación la hemos dedicado a introducirnos en la elaboración de tejidos basados en distintas técnicas: kumihimo, ganchillo y telar.
En el proceso de realización hemos sido conscientes de los muchos beneficios personales que son trasladables al ámbito educativo. Destacamos alguno de ellos:
1.  Favorecer la atención y la concentración. En los talleres hemos vivenciado como a través de la actividad manual hemos conseguido aquietar la mente y mantenerla en la actividad sin que la mente  salte de un pensamiento a otro.

2.  Reforzar el desarrollo de habilidades manuales como son la movilidad, coordinación, orientación espacial y lateralidad. En el ámbito educativo las actividades manuales forman parte de contenidos escolares ya que preparan o favorecen el desarrollo de capacidades o habilidades, por ejemplo la escritura. La actividad artesanal permite introducirlas poniendo el foco en otro centro distinto al ejercicio. Por tanto, puede ser un elemento de motivación cuyo resultado variará en función de lo que se persiga: hacer tu propio juguete, adorno, etc.

3.  Fomentar el desarrollo creativo y flexible desde la actividad manual. Aunque no siempre es reconocido, las actividades artísticas facilitan la asunción de procesos en tanto que secuencia de pasos para obtener un resultado o dar la solución a un problema dado.  Con ello estamos favorenciendo, por tanto, una organización física e intelectual de aplicación en todos los ámbitos de la vida.
Por otra parte, la experimentación con las distintas técnicas nos ha llevado a generar ideas y proyectos tanto a nivel profesional como personal.

4.  Facilitar el desarrollo y la estabilidad emocional de cada persona. Las actividades manuales favorecen aspectos tan relevantes como una autoestima positiva y un autoconcepto más ajustado. Generan, por otra parte, emociones y sentimientos más placenteros y de disfrute que predisponen a una tarea determinada.
Cada uno de nosotros/as hemos tenido una manera de abordar los distintos trabajos artesanales propuestos. Se debe a multitud de variables que tienen que ver con la historia personal de cada uno, así como la manera en que aprende, recibe y asimila los aprendizajes. La disposición del grupo ha hecho que, cada uno a su ritmo, haya vencido resistencias individuales, dando paso a seguridad y, con ella, a vivencias más positivas y emocionalmente más constructivas. 
5.  Favorecer la relación con los demás, la comunicación y el vínculo afectivo. Es importante destacar que en la actividad manual nos ha hecho estar más disponibles hacia el otro. Desde la distensión del diálogo, el respeto hacia el silencio y la concentración,  hasta una mayor facilidad para pedir ayuda y para darla. Desde el punto de vista emocional, por tanto, resulta más que aconsejable y aprovechable para la mejora de la convivencia e integración escolar del alumnado, y de toda la comunidad educativa.

TALLER DE KUMIHIMO
Con este taller nos acercamos a una técnica de tejido y  exploramos  las posibilidades de la expresión artística que permiten desarrollar y  descubrir el placer de producir, crear y hacer con otros materiales.
El kumihimo es una técnica de trenzado japonés que se hace con hilos de seda para hacer cordones de colores.
El uso histórico más destacado de las cuerdas o cordones era parte de los samurái tanto como una forma funcional y decorativa para atar su armadura. En la actualidad se utilizan como lazos en chaquetas haori y obijimes, y también para atar el obi (cinturón del kimono).
En la actualidad se utiliza un disco, sustiuyendo así al tradicional madurai.  El disco, generalmente, está hecho de espuma firme pero flexible, con muescas y numerado.
Existen dos tipos de disco: uno redondo para trenzados con forma redonda. Y otro cuadrado para trenzados con forma plana.
Los cordones trenzados con esta técnica tienen diversos usos, por ejemplo,  para hacer pulseras, adornos para bolsos, colgantes,…, en nuestro taller elaboramos un llavero.
Para ello utilizamos los siguientes materiales:
·            Disco circular para kumihimo.
·            Hilos de seda de distintos colores: 8 hilos de 70 cm distribuidos de dos en dos por color.
·            Anilla de llavero.
·            Accesorios de bisutería o abalorios.

El cordón
1.    Elegimos cuatro hebras de colores que enganchamos al aro de llavero doblando el hilo, con lo que obtuvimos ocho 8 Hilos de seda de unos 35 cm de longitud – Distribuidos por color de la siguiente manera: 2 + 2 + 2 + 2.
2.    En segundo lugar, introducimos el aro del llavero en el centro del disco y colocamos los hilos en las ranuras del disco.





           







3.    Posteriormente, comenzamos a tejer el cordón con el siguiente procedimiento:
Movemos el hilo de la derecha de arriba abajo, de modo que quede a la derecha de los hilos de abajo.
Tras esto, movemos el hilo de la izquierda de abajo a arriba, de odo que queda a la izquierda de los hilos de arriba.





Por último, gira el disco un cuarto de vuelta en el sentido contrario a las agujas del reloj.   


                     










TALLER DE TELAR

En este caso elegimos acercarnos a la técnica del  telar con un sencillo telar circular.

Para ello utilizamos los siguientes materiales:

  •            Un círculo de cartón.
  •             Lana o trapillo
  •             Unas tijeras y
  •             Una aguja de lana.
El telar o urdimbre

Lo primero que hicimos fue montar la urdimbre. Para ello tomamos la medida de un CD y recortamos un círculo de cartón. También es posible realizarlo con el propio CD o plato de cartón.

Continuamos haciendo unos cortes en el borde del círculo. Necesitamos un número impar de muescas para que, al completar las vueltas con la hebra en cada uno de los radios de la urdimbre, ésta quede cubierta una vez por encima y otra por debajo de forma alterna.

Nosotros hicimos once muescas o cortes a una distancia de más o menos 1 cm entre ellos.



Hecho los cortes colocamos la urdimbre. Pusimos la lana en cada uno de los cortes, enfrentando siempre la hebra, excepto la última que se vuelve a pasarse sobre el mismo corte y recoge al centro todos los demás. En este caso no nos quedará un único hilo, pero lo consideraremos como tal. Anudamos detrás. La forma que nos tiene que quedar recuerda a una rueda de bicicleta.




El tejido
Listo el telar, comenzamos el tejido. Ayudados de una aguja de lana vamos pasando la lana una vez por arriba y otra por debajo del hilo de la urdimbre de forma alterna, tratamos de acercar el tejido hacia el centro. Siempre tejeremos en el mismo sentido hasta que consideremos nuestro trabajo acabado.





















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